EL ORIGEN DE LA ICONOGRAFÍA CRISTIANA Y SU LENGUAJE SIMBÓLICO
El periodo anterior a la Paz de la Iglesia es el momento de gestación de la primera iconografía cristiana, llamando la atención en el siglo III un repertorio de escenas narrativas conocidas. Éstas cubren además un amplio panorama figurativo basados tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. También existen otras representaciones de contenido sagrado menos evidente pero claramente interpretables en clave cristiana, tales como la figura del Buen Pastor, la orante femenina así como diversos símbolos todavía más simples como son el ancla y el pez. Éstos últimos son considerados los primeros signos de identidad empleados por los cristianos, apareciendo como motivos incisos en lápidas funerarias desde finales del siglo II e inicios del siglo III. La Lápida funeraria de Amarante de la Catacumba de Pretextato, con representación de un ancla, símbolo de firmeza y de esperanza en la salvación, es uno de los ejemplos más antiguos conocidos. El pez aparece también representado en un buen número de lápidas funerarias. Un buen ejemplo lo representa la Estela de Licinia Amia de inicios del siglo III, hallada en la Necrópolis Vaticana, hoy el Museo Nazionale Romano, donde además de figurar dos peces entre un ancla y una corona de laurel, aparece la inscripción Pez de los vivientes.
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